Una Lucha Contra El Cáncer De Mama
por Teri Crowell
Este Una Lucha Contra El Cáncer De Mama
por Teri Crowell
Este testimonio por Teri Crowell fue dado en La Iglesia Evangélica de Jinámar
en una reunión de mujeres en Las Gran Canarias, España, en 1998.
-Traductor: Nanette Swick
Buenas noches. Para mí es un privilegio estar aquí esta noche, sobre todo para compartir con vosotras la fidelidad de Dios en mi vida. Quisiera compartir tres cosas esta noche. Primeramente me gustaría dar información acerca del cáncer, y más específicamente del cáncer de mama. Segundo, me gustaría compartir quien es Dios en medio de nuestro sufrimiento y pruebas. Finalmente, me gustaría escuchar unas preguntas de vosotras sobre cosas que os interesan del tema.
Empiezo diciendo que sí, a ti te puede pasar. A ti te puede pasar. La Sociedad de Cáncer Americana dice que con el cáncer, el ochenta por cien de los casos pasan en mujeres que no tienen ningún factor de riesgo conocido. Esto quiere decir que a ti te puede pasar. Yo quiero poner hincapié en esto porque la única esperanza para la cura del cáncer es que se encuentre muy pronto. Estos días hay muchos motivos para que tengamos esperanza. Pero sólo si se detecta muy temprano. Así que es muy importante que nos hagamos un chequeo cada mes. Que te hagan una mamografía y una revisión todos los años porque es la mayor manera para detectarlo pronto. Lo de la mamografía dicen que a partir de los 40 años, pero el chequeo de cada mes es un autochequeo. Es para nosotras mismas, que da igual la edad. Para mí fue una situación genética porque todas las mujeres de mi familia han pasado por el cáncer. Yo empecé a hacerme mamografías con 20 años. Son más precisas con más edad, porque el tejido del pecho se hace más denso. Cuánto más edad, más denso está y por eso es importante que hagamos los autochequeos.
Hace 20 meses yo me encontré un bulto. Como el cáncer se ocurría tan frecuentemente en mí familia yo estaba casi segura de que ese bulto era cáncer. Así que yo rápidamente hice algo para remediarlo. Dentro de una semana ya me habían quitado el bulto. Después de quitar el bulto, cuando lo llevan al laboratorio de patología, se pueden decir muchísimas cosas sobre este cáncer que puede que padezcas. Hay varios tipos de cáncer de mama. Y porque una mujer tiene un tipo de tratamiento no quiere decir que el tratamiento de otra mujer sea igual. También está el aspecto sentimental, emocional, anímico de este cáncer. Yo tenía 39 años. Tenía tres hijos pequeños. Mi madre se había muerto a los 35 años de cáncer. Ya tenía muy en cuenta lo que significaba para mis hijos y mi marido que yo no sobreviviera. Fue un tiempo de luto. Es como si hubiese muerto alguien en la familia pero sin funeral. Todas las noches después de irse a la cama los niños, mi marido y yo nos sentábamos en el sofá y llorábamos juntos como si alguien hubiese muerto en la familia. Hasta que supiésemos el grado de gravedad del cáncer y las posibilidades para curarlo, no podíamos soltar esa sensación de luto.
Hay cuatro fases con el cáncer de mama. Son fases uno al cuatro. La fase una es la mayor. Los tumores están bastante pequeñitos y claro, es la mayor etapa para cortarlo. Así muchas veces pueden quitar el tumor y ya pasó todo. Después existe la fase dos. En esta fase los tumores están un poco más grandes. Las fases una y dos se consideran las mejores etapas para detener el cáncer y dan las mejores posibilidades de cura. En la fase tres, los tumores se hacen más grandes y empiezan a extenderse por el cuerpo. En la fase cuatro ya se extiende por otros órganos del cuerpo y es aún más difícil de curar. Cuando el cáncer se extiende, las probabilidades son que se extienda a los pulmones, al hígado o donde sea. Es casi imposible curar este cáncer que se ha extendido tanto.
Cuando quitaron el bulto y lo analizaron entonces supimos cual era la clase de cáncer que tenía yo. Supimos que era la clase de cáncer que no se extendía muy rápidamente. El mío era más lento. A mí me ayudó mucho que el médico me pudo decir la clase de cáncer que padecía porque era un cáncer genético. Para mí fue una decisión fácil de tomar en cuanto a qué hacer. Yo elegí que me hicieran una mastectomía doble.
Quiero deciros que el miedo que tengamos como mujeres de perder los pechos, de perder el pelo, es un temor muy real. Yo bromeaba con mis amigas diciendo que sólo tengo dos cosas bonitas en mi cuerpo - son mis pechos y mi pelo, y ahora me van a quitar los dos. Y me lo hicieron. Pero la vida es más importante que los pechos y el pelo. Y no me tendría que decirles que no tuviese esta operación. Muchas veces es la única cosa que te va a salvar la vida. También te quitan los nódulos linfáticos de debajo del brazo, de las axilas. Dependiendo del número de nódulos linfáticos en que se encuentra cáncer, contando esto pueden ver cuanto se ha extendido. Si no ha pasado a los nódulos linfáticos, entonces muchas veces no hace falta usar quimioterapia. Pero la mayoría de las mujeres por lo menos tendrían radiación. Yo tenía cáncer en un nódulo linfático. Con solo uno, no hay opción. Hay que tener quimioterapia.
La quimioterapia es muy dura. Seguro que todas habéis visto alguna amiga o familiar pasar por esto. Es mucho peor que la cirugía en sí. Te cansas increíblemente. Te encuentras malísima, enfermiza. Ahora tienen drogas que por lo menos minimizan eso de sentirte tan enferma, que quitan un poco de eso. Yo me sentía como si todo el día tuviese las nauseas de un embarazo. La manera en que Dios ha hecho el cuerpo es el punto más importante. La quimioterapia está diseñada para matar las células que más rápidamente se desarrollan en el cuerpo. Las células cancerosas son las que se reproducen con mucha rapidez y son como una diana para la quimioterapia. Pero las otras células que se desarrollan más rápidamente en el cuerpo son las células del pelo. Pues tus uñas se pueden hacer muy débiles y caerse. Y hay varios problemas digestivos, desde las llagas en la boca hasta los problemas para digerir la comida.
La quimioterapia llega al sitio en tu cuerpo de la más baja resistencia y mata muchas de las células blancas. Son las que protegen el sistema inmunológico. Por eso si estás con una gripe o un catarro no quieres acercarte a alguien que está pasando por quimioterapia porque puedes rápidamente comunicar este catarro o gripe a ellos. Su sistema inmunológico está muy, muy bajo. Es asombroso que Dios haya creado el cuerpo de tal manera que después de una o dos semanas se puede recuperar y recibir más quimioterapia. Dan la quimioterapia en dos dosis distintas por entre cuatro a seis meses. Hacia el final de la quimioterapia te encuentras aún más débil y cansada, tanto porque el cuerpo ya está debilitado como por la acumulación de la quimioterapia en el sistema. La quimioterapia es muy dura. Es veneno para el cuerpo. Pero a la vez es lo que esperamos que mate el cáncer y te devuelva la vida.
También quisiera compartir sobre la cirugía reconstructiva. Hay muchas alternativas muy buenas que están disponibles ahora. No sé lo que hay aquí en la isla pero seguro que en Europa hay muchas alternativas disponibles en cuanto a la cirugía reconstructiva. Muchas de mis amigas han optado por no pasar por ninguna cirugía reconstructiva porque ni a ellas ni a sus maridos les importaba. Pero a mí me importaba. Lo más corriente en cuanto a la reconstrucción es que te pongan implantes. Solían ser un tanto peligrosos los implantes. Eran de silicona pero ahora están compuestos de agua salada y así no son tan peligrosos. Los implantan después de la mastectomía. Implantan lo que llaman un “explantor” para estirar. Y después puedes hacerte tan grande como quieras. Esta es la ventaja. Pues cuando toda está estirado hacen otra cirugía y entonces meten el implante. Y yo tengo entendido que hay dolor mientras que eso se haga más grande.
Yo tuve la oportunidad de hacerme otro tipo de cirugía reconstructiva. No vais a creer lo que me han hecho. Cuando me hicieron la mastectomía, me quitaron el pezón pero dejaron la piel. Después, de dentro de esa piel, quitaron todo el tejido de mama. Me hicieron una incisión de un lado a otro. Llevaron todo el tejido abdominal de músculo y de grasa y lo estiraron hacia arriba y lo pusieron dentro de esa piel vaciada. Y así no podía incorporarme recta por algún tiempo, pues todo el tejido abdominal está en mis pechos. En la apertura del pezón había piel de mi barriga y cortaron esa piel y lo giraron hasta que tuviese la apariencia de un pezón. Después alrededor hacen un tatuaje para que aparezca aún más real. Después de hacerme esto muchas enfermeras me han visto y no han podido detectar que era una reconstrucción. Es una cirugía maravillosa que estoy segura que existe aquí en Europa.
Ahora me gustaría compartir sobre ¿Quién es Dios en medio de todo esto? Lo primero que aprendí es que el deseo de Dios es para purificarnos. De hecho Dios irá a cualquier extremo para que seamos santas. El versículo que me venía a la mente vez tras vez cuando me enteré de que tenía cáncer fue el versículo que decía que, “No eres de ti misma, sino que has sido comprada con un precio.” Cuando entreguemos nuestras vidas al señorío de Jesucristo ya no es elección nuestra lo que él quiere hacer con nuestras vidas. Y aquí en este principio es donde se pierde o se gana la batalla. Carnalmente yo quería bajarme del altar y decir “¡No, de tu voluntad nada! ¡Yo quiero la mía! Yo quiero criar a mis hijos y quiero mecer a mis nietos en mis brazos.” ¡Pero ya no es decisión mía! He aprendido de una manera fresca como apreciar la presencia de Dios.
Una amiga mía, antes de la cirugía, me dio una definición de la intimidad. La intimidad es algo que sólo puedes compartir con una sola persona, y mientras que te vayas a esta sala de operaciones, la única persona con quien puedes compartir eso es con Dios. Pero cuando ya no queda nada más ni a nadie más, él sí se mantiene fiel a nosotras. También desea purificar nuestros corazones y revelarlos tal como son.
En Deuteronomio 8:2 está Moisés hablando en el desierto y dice, “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” El nos humilla y prueba los sentimientos de nuestros corazones, a ver si obedecemos sus mandamientos. A ver si caminamos en santidad. A ver si declaramos su fidelidad al mundo perdido. En la desesperación más profunda que yo he experimentado, todavía tenía mucha esperanza de poder compartir sobre Cristo con el resto del mundo. Pero la gente con que estamos todos los días no tiene ninguna esperanza. Y mientras el mundo observa como pasamos por las pruebas, puede ser su única oportunidad para ver la relación que tenemos con nuestro Dios. También nos quiere hacer un vaso útil para que podamos ayudar a los demás. La segunda carta a los Corintios nos dice que él nos consuela para que podamos consolar a otros.
Esta experiencia no sólo tenía un efecto purificador en mi vida sino me enseñó muchas cosas nuevas sobre el cuerpo de Cristo también. Dios nos creó para que nos necesitáramos. Jamás antes había yo experimentado el ánimo que me venía a través de la oración de los demás. Fue abrumador para mí ver que había gente que yo ni siquiera conocía que se me acercaba diciendo, “Yo estoy orando por ti.” Yo también me sentía muy protegida por esa oración. Dios me ha protegido de tantas cosas por la oración del cuerpo de Cristo por mí. Las personas nos escribían cartas diciendo que estaban con nosotros llevando esta carga. No nos sentíamos tan solos. Y entonces cuando hay victoria celebramos todos juntos y a Dios le damos aún más gloria.
También tenemos las necesidades prácticas. Por favor, no digas a tu amiga enferma, “Oye, llámame para decirme lo que pueda hacer para ayudarte.” Porque cuando yo estaba enferma estaba tan mal que ni sabía lo que me hacía falta. Estaba enferma pero también estaba como dormida. Lo que era de verdadera ayuda fue cuando alguien me llamaba para decir, “Yo vengo esta semana para limpiarte la casa. ¿A qué hora quiere que venga?” o, “Voy al mercado el jueves y mañana te llamo y te hago una lista de las cosas que necesitas.” O “Vamos a llevar a tus hijos al parque esta semana para que tú puedes descansar.” Nosotros sabemos lo que necesita otra mujer. Lo que ayuda más es tomar la iniciativa y ¡hacérselo ya! También hay que ser sensible a sus necesidades. A veces yo quería estar sola, y a veces la soledad era como una cárcel, particularmente cuando el tratamiento involucraba las drogas. Pues los sentimientos van arriba y abajo y nos sentimos muy vulnerables. Yo os animo a que estéis allí con esta amiga enferma por largo tiempo y con comprensión.
Me gustaría compartir ahora lo que yo he entendido de quién es Cristo a través de esta experiencia. Yo he caminando con el Señor casi toda mi vida. Yo sé quien es Dios porque me lo dice su palabra. Yo sé quien es por el testimonio de los demás. Yo sé quien es por la manera en que él ha caminado conmigo a través de mi vida. Pero sólo es en las pruebas y las tribulaciones de la vida que Dios se hace valer en nuestras vidas. Así tiene la posibilidad de mostrarse en las pruebas tal como es. Nunca tendremos un entendimiento pleno ni una vista cien por cien de lo que pasa en nuestras vidas hasta que lleguemos al entendimiento de quién es él. Es verdaderamente el Dios de toda consolación. Es el Dios de toda esperanza. Es el Dios de toda paz. Es el Dios siempre presente en los tiempos de la prueba. Y sí, nos da gracia en cada momento. Quizás estés aquí sentada diciendo: “Yo jamás tendría la gracia para poder pasar por eso.” Pero hay una gracia - el cáncer. A veces cuando conducía hacia el hospital, llegaba al aparcamiento y empezaba a ponerme mal sólo pensando en pasarme otra vez por la quimioterapia. Y yo le decía a mi marido que no podía hacer esto una vez más y me miraba esa bolsa de veneno que estaba a punto de entrar en mi cuerpo y Dios me daba la gracia.
Señoras, hay muchas clases de cáncer en nuestras vidas. Me he enfrentado a un cáncer físico. Algunas de vosotras os habéis enfrentado al cáncer físico. También hay matrimonios cancerosos. Hay relaciones cancerosas. Y lo que os comparto hoy es para daros esperanza y para declararos que Dios es fiel. Con todo lo que habéis enfrentado en la vida y lo que tenéis delante en el futuro. La pregunta no es ¿Quién es Dios? ¿Dónde está Dios? ni ¿Por qué a mí esto está pasando? La pregunta es qué si tú vas a descansar en los brazos del Señor y dejar que él sea Dios. Dejadme orar: “Padre, te doy muchas gracias por estas señoras. Yo te pido que te muestres muy fuerte hacia ellas y comprendan nuevas profanidades de tu gracia y tu fidelidad. En el nombre de Jesús. Amén.”
Ahora hay tiempo para preguntas si os sentís con libertad. Podéis sentiros con libertad para preguntar lo que sea. (Había comentarios sobre casos diferentes pero ella decía en general que todo el mundo necesitaba empezar a orar por lo que sea la situación. Que juntos podemos apoyar a la persona necesitada. En cualquier situación, por muy dura que sea, sentimos que a veces andamos solas y necesitamos estar rodeadas de personas orando, apoyándonos, y dando su amor. Siempre hay mucha esperanza).
- Este testimonio por Teri Crowell fue dado en La Iglesia Evangélica de Jinámar en una reunión de mujeres en Las Gran Canarias, España, en 1998. Traductor: Nanette Swick.fue dado en La Iglesia Evangélica de Jinámar
en una reunión de mujeres en Las Gran Canarias, España, en 1998.
-Traductor: Nanette Swick
Buenas noches. Para mí es un privilegio estar aquí esta noche, sobre todo para compartir con vosotras la fidelidad de Dios en mi vida. Quisiera compartir tres cosas esta noche. Primeramente me gustaría dar información acerca del cáncer, y más específicamente del cáncer de mama. Segundo, me gustaría compartir quien es Dios en medio de nuestro sufrimiento y pruebas. Finalmente, me gustaría escuchar unas preguntas de vosotras sobre cosas que os interesan del tema.
Empiezo diciendo que sí, a ti te puede pasar. A ti te puede pasar. La Sociedad de Cáncer Americana dice que con el cáncer, el ochenta por cien de los casos pasan en mujeres que no tienen ningún factor de riesgo conocido. Esto quiere decir que a ti te puede pasar. Yo quiero poner hincapié en esto porque la única esperanza para la cura del cáncer es que se encuentre muy pronto. Estos días hay muchos motivos para que tengamos esperanza. Pero sólo si se detecta muy temprano. Así que es muy importante que nos hagamos un chequeo cada mes. Que te hagan una mamografía y una revisión todos los años porque es la mayor manera para detectarlo pronto. Lo de la mamografía dicen que a partir de los 40 años, pero el chequeo de cada mes es un autochequeo. Es para nosotras mismas, que da igual la edad. Para mí fue una situación genética porque todas las mujeres de mi familia han pasado por el cáncer. Yo empecé a hacerme mamografías con 20 años. Son más precisas con más edad, porque el tejido del pecho se hace más denso. Cuánto más edad, más denso está y por eso es importante que hagamos los autochequeos.
Hace 20 meses yo me encontré un bulto. Como el cáncer se ocurría tan frecuentemente en mí familia yo estaba casi segura de que ese bulto era cáncer. Así que yo rápidamente hice algo para remediarlo. Dentro de una semana ya me habían quitado el bulto. Después de quitar el bulto, cuando lo llevan al laboratorio de patología, se pueden decir muchísimas cosas sobre este cáncer que puede que padezcas. Hay varios tipos de cáncer de mama. Y porque una mujer tiene un tipo de tratamiento no quiere decir que el tratamiento de otra mujer sea igual. También está el aspecto sentimental, emocional, anímico de este cáncer. Yo tenía 39 años. Tenía tres hijos pequeños. Mi madre se había muerto a los 35 años de cáncer. Ya tenía muy en cuenta lo que significaba para mis hijos y mi marido que yo no sobreviviera. Fue un tiempo de luto. Es como si hubiese muerto alguien en la familia pero sin funeral. Todas las noches después de irse a la cama los niños, mi marido y yo nos sentábamos en el sofá y llorábamos juntos como si alguien hubiese muerto en la familia. Hasta que supiésemos el grado de gravedad del cáncer y las posibilidades para curarlo, no podíamos soltar esa sensación de luto.
Hay cuatro fases con el cáncer de mama. Son fases uno al cuatro. La fase una es la mayor. Los tumores están bastante pequeñitos y claro, es la mayor etapa para cortarlo. Así muchas veces pueden quitar el tumor y ya pasó todo. Después existe la fase dos. En esta fase los tumores están un poco más grandes. Las fases una y dos se consideran las mejores etapas para detener el cáncer y dan las mejores posibilidades de cura. En la fase tres, los tumores se hacen más grandes y empiezan a extenderse por el cuerpo. En la fase cuatro ya se extiende por otros órganos del cuerpo y es aún más difícil de curar. Cuando el cáncer se extiende, las probabilidades son que se extienda a los pulmones, al hígado o donde sea. Es casi imposible curar este cáncer que se ha extendido tanto.
Cuando quitaron el bulto y lo analizaron entonces supimos cual era la clase de cáncer que tenía yo. Supimos que era la clase de cáncer que no se extendía muy rápidamente. El mío era más lento. A mí me ayudó mucho que el médico me pudo decir la clase de cáncer que padecía porque era un cáncer genético. Para mí fue una decisión fácil de tomar en cuanto a qué hacer. Yo elegí que me hicieran una mastectomía doble.
Quiero deciros que el miedo que tengamos como mujeres de perder los pechos, de perder el pelo, es un temor muy real. Yo bromeaba con mis amigas diciendo que sólo tengo dos cosas bonitas en mi cuerpo - son mis pechos y mi pelo, y ahora me van a quitar los dos. Y me lo hicieron. Pero la vida es más importante que los pechos y el pelo. Y no me tendría que decirles que no tuviese esta operación. Muchas veces es la única cosa que te va a salvar la vida. También te quitan los nódulos linfáticos de debajo del brazo, de las axilas. Dependiendo del número de nódulos linfáticos en que se encuentra cáncer, contando esto pueden ver cuanto se ha extendido. Si no ha pasado a los nódulos linfáticos, entonces muchas veces no hace falta usar quimioterapia. Pero la mayoría de las mujeres por lo menos tendrían radiación. Yo tenía cáncer en un nódulo linfático. Con solo uno, no hay opción. Hay que tener quimioterapia.
La quimioterapia es muy dura. Seguro que todas habéis visto alguna amiga o familiar pasar por esto. Es mucho peor que la cirugía en sí. Te cansas increíblemente. Te encuentras malísima, enfermiza. Ahora tienen drogas que por lo menos minimizan eso de sentirte tan enferma, que quitan un poco de eso. Yo me sentía como si todo el día tuviese las nauseas de un embarazo. La manera en que Dios ha hecho el cuerpo es el punto más importante. La quimioterapia está diseñada para matar las células que más rápidamente se desarrollan en el cuerpo. Las células cancerosas son las que se reproducen con mucha rapidez y son como una diana para la quimioterapia. Pero las otras células que se desarrollan más rápidamente en el cuerpo son las células del pelo. Pues tus uñas se pueden hacer muy débiles y caerse. Y hay varios problemas digestivos, desde las llagas en la boca hasta los problemas para digerir la comida.
La quimioterapia llega al sitio en tu cuerpo de la más baja resistencia y mata muchas de las células blancas. Son las que protegen el sistema inmunológico. Por eso si estás con una gripe o un catarro no quieres acercarte a alguien que está pasando por quimioterapia porque puedes rápidamente comunicar este catarro o gripe a ellos. Su sistema inmunológico está muy, muy bajo. Es asombroso que Dios haya creado el cuerpo de tal manera que después de una o dos semanas se puede recuperar y recibir más quimioterapia. Dan la quimioterapia en dos dosis distintas por entre cuatro a seis meses. Hacia el final de la quimioterapia te encuentras aún más débil y cansada, tanto porque el cuerpo ya está debilitado como por la acumulación de la quimioterapia en el sistema. La quimioterapia es muy dura. Es veneno para el cuerpo. Pero a la vez es lo que esperamos que mate el cáncer y te devuelva la vida.
También quisiera compartir sobre la cirugía reconstructiva. Hay muchas alternativas muy buenas que están disponibles ahora. No sé lo que hay aquí en la isla pero seguro que en Europa hay muchas alternativas disponibles en cuanto a la cirugía reconstructiva. Muchas de mis amigas han optado por no pasar por ninguna cirugía reconstructiva porque ni a ellas ni a sus maridos les importaba. Pero a mí me importaba. Lo más corriente en cuanto a la reconstrucción es que te pongan implantes. Solían ser un tanto peligrosos los implantes. Eran de silicona pero ahora están compuestos de agua salada y así no son tan peligrosos. Los implantan después de la mastectomía. Implantan lo que llaman un “explantor” para estirar. Y después puedes hacerte tan grande como quieras. Esta es la ventaja. Pues cuando toda está estirado hacen otra cirugía y entonces meten el implante. Y yo tengo entendido que hay dolor mientras que eso se haga más grande.
Yo tuve la oportunidad de hacerme otro tipo de cirugía reconstructiva. No vais a creer lo que me han hecho. Cuando me hicieron la mastectomía, me quitaron el pezón pero dejaron la piel. Después, de dentro de esa piel, quitaron todo el tejido de mama. Me hicieron una incisión de un lado a otro. Llevaron todo el tejido abdominal de músculo y de grasa y lo estiraron hacia arriba y lo pusieron dentro de esa piel vaciada. Y así no podía incorporarme recta por algún tiempo, pues todo el tejido abdominal está en mis pechos. En la apertura del pezón había piel de mi barriga y cortaron esa piel y lo giraron hasta que tuviese la apariencia de un pezón. Después alrededor hacen un tatuaje para que aparezca aún más real. Después de hacerme esto muchas enfermeras me han visto y no han podido detectar que era una reconstrucción. Es una cirugía maravillosa que estoy segura que existe aquí en Europa.
Ahora me gustaría compartir sobre ¿Quién es Dios en medio de todo esto? Lo primero que aprendí es que el deseo de Dios es para purificarnos. De hecho Dios irá a cualquier extremo para que seamos santas. El versículo que me venía a la mente vez tras vez cuando me enteré de que tenía cáncer fue el versículo que decía que, “No eres de ti misma, sino que has sido comprada con un precio.” Cuando entreguemos nuestras vidas al señorío de Jesucristo ya no es elección nuestra lo que él quiere hacer con nuestras vidas. Y aquí en este principio es donde se pierde o se gana la batalla. Carnalmente yo quería bajarme del altar y decir “¡No, de tu voluntad nada! ¡Yo quiero la mía! Yo quiero criar a mis hijos y quiero mecer a mis nietos en mis brazos.” ¡Pero ya no es decisión mía! He aprendido de una manera fresca como apreciar la presencia de Dios.
Una amiga mía, antes de la cirugía, me dio una definición de la intimidad. La intimidad es algo que sólo puedes compartir con una sola persona, y mientras que te vayas a esta sala de operaciones, la única persona con quien puedes compartir eso es con Dios. Pero cuando ya no queda nada más ni a nadie más, él sí se mantiene fiel a nosotras. También desea purificar nuestros corazones y revelarlos tal como son.
En Deuteronomio 8:2 está Moisés hablando en el desierto y dice, “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” El nos humilla y prueba los sentimientos de nuestros corazones, a ver si obedecemos sus mandamientos. A ver si caminamos en santidad. A ver si declaramos su fidelidad al mundo perdido. En la desesperación más profunda que yo he experimentado, todavía tenía mucha esperanza de poder compartir sobre Cristo con el resto del mundo. Pero la gente con que estamos todos los días no tiene ninguna esperanza. Y mientras el mundo observa como pasamos por las pruebas, puede ser su única oportunidad para ver la relación que tenemos con nuestro Dios. También nos quiere hacer un vaso útil para que podamos ayudar a los demás. La segunda carta a los Corintios nos dice que él nos consuela para que podamos consolar a otros.
Esta experiencia no sólo tenía un efecto purificador en mi vida sino me enseñó muchas cosas nuevas sobre el cuerpo de Cristo también. Dios nos creó para que nos necesitáramos. Jamás antes había yo experimentado el ánimo que me venía a través de la oración de los demás. Fue abrumador para mí ver que había gente que yo ni siquiera conocía que se me acercaba diciendo, “Yo estoy orando por ti.” Yo también me sentía muy protegida por esa oración. Dios me ha protegido de tantas cosas por la oración del cuerpo de Cristo por mí. Las personas nos escribían cartas diciendo que estaban con nosotros llevando esta carga. No nos sentíamos tan solos. Y entonces cuando hay victoria celebramos todos juntos y a Dios le damos aún más gloria.
También tenemos las necesidades prácticas. Por favor, no digas a tu amiga enferma, “Oye, llámame para decirme lo que pueda hacer para ayudarte.” Porque cuando yo estaba enferma estaba tan mal que ni sabía lo que me hacía falta. Estaba enferma pero también estaba como dormida. Lo que era de verdadera ayuda fue cuando alguien me llamaba para decir, “Yo vengo esta semana para limpiarte la casa. ¿A qué hora quiere que venga?” o, “Voy al mercado el jueves y mañana te llamo y te hago una lista de las cosas que necesitas.” O “Vamos a llevar a tus hijos al parque esta semana para que tú puedes descansar.” Nosotros sabemos lo que necesita otra mujer. Lo que ayuda más es tomar la iniciativa y ¡hacérselo ya! También hay que ser sensible a sus necesidades. A veces yo quería estar sola, y a veces la soledad era como una cárcel, particularmente cuando el tratamiento involucraba las drogas. Pues los sentimientos van arriba y abajo y nos sentimos muy vulnerables. Yo os animo a que estéis allí con esta amiga enferma por largo tiempo y con comprensión.
Me gustaría compartir ahora lo que yo he entendido de quién es Cristo a través de esta experiencia. Yo he caminando con el Señor casi toda mi vida. Yo sé quien es Dios porque me lo dice su palabra. Yo sé quien es por el testimonio de los demás. Yo sé quien es por la manera en que él ha caminado conmigo a través de mi vida. Pero sólo es en las pruebas y las tribulaciones de la vida que Dios se hace valer en nuestras vidas. Así tiene la posibilidad de mostrarse en las pruebas tal como es. Nunca tendremos un entendimiento pleno ni una vista cien por cien de lo que pasa en nuestras vidas hasta que lleguemos al entendimiento de quién es él. Es verdaderamente el Dios de toda consolación. Es el Dios de toda esperanza. Es el Dios de toda paz. Es el Dios siempre presente en los tiempos de la prueba. Y sí, nos da gracia en cada momento. Quizás estés aquí sentada diciendo: “Yo jamás tendría la gracia para poder pasar por eso.” Pero hay una gracia - el cáncer. A veces cuando conducía hacia el hospital, llegaba al aparcamiento y empezaba a ponerme mal sólo pensando en pasarme otra vez por la quimioterapia. Y yo le decía a mi marido que no podía hacer esto una vez más y me miraba esa bolsa de veneno que estaba a punto de entrar en mi cuerpo y Dios me daba la gracia.
Señoras, hay muchas clases de cáncer en nuestras vidas. Me he enfrentado a un cáncer físico. Algunas de vosotras os habéis enfrentado al cáncer físico. También hay matrimonios cancerosos. Hay relaciones cancerosas. Y lo que os comparto hoy es para daros esperanza y para declararos que Dios es fiel. Con todo lo que habéis enfrentado en la vida y lo que tenéis delante en el futuro. La pregunta no es ¿Quién es Dios? ¿Dónde está Dios? ni ¿Por qué a mí esto está pasando? La pregunta es qué si tú vas a descansar en los brazos del Señor y dejar que él sea Dios. Dejadme orar: “Padre, te doy muchas gracias por estas señoras. Yo te pido que te muestres muy fuerte hacia ellas y comprendan nuevas profanidades de tu gracia y tu fidelidad. En el nombre de Jesús. Amén.”
Ahora hay tiempo para preguntas si os sentís con libertad. Podéis sentiros con libertad para preguntar lo que sea. (Había comentarios sobre casos diferentes pero ella decía en general que todo el mundo necesitaba empezar a orar por lo que sea la situación. Que juntos podemos apoyar a la persona necesitada. En cualquier situación, por muy dura que sea, sentimos que a veces andamos solas y necesitamos estar rodeadas de personas orando, apoyándonos, y dando su amor. Siempre hay mucha esperanza).
- Este testimonio por Teri Crowell fue dado en La Iglesia Evangélica de Jinámar en una reunión de mujeres en Las Gran Canarias, España, en 1998. Traductor: Nanette Swick.