El cáncer del mama es una amenaza real para las mujeres. Y todavía tenemos mucho que aprender de él para poder detectarlo a tiempo y controlarlo, antes de que nos cambie la vida. ¿Qué es, cómo se forma y qué tipos de cáncer de mama existen? Sigue leyendo para que te enteres de los detalles de este cáncer y así puedas estar alerta.
¿Quieres saber qué tan real es la amenaza del cáncer de mama para las mujeres? También conocido como cáncer del seno, actualmente es el cáncer que más nos afecta en Estados Unidos, pues 1 de cada 8 mujeres lo desarrollará en el transcurso de su vida. El aprender a conocer tus senos y estar atenta a cualquier señal de alerta, es el paso más importante para evitar que el cáncer de mama se convierta en una amenaza para ti.
Antes de comprender cómo se forma el cáncer de mama, debemos comprender cómo son nuestros senos por dentro. Éstos están compuestos por lóbulos, conductos, tejido conector grasoso, venas y vasos linfáticos. Para alimentar a nuestros bebés cuando somos madres, los lóbulos están compuestos por pequeñas glándulas mamarias (que producen la leche), las cuales están conectadas a conductos que llevan la leche hasta el pezón.
Como cualquier otro cáncer, surge cuando algunas células de tu cuerpo se alteran y empiezan a reproducirse de forma anormal y sin control. Cuando las células cancerosas se empiezan multiplicar dentro de los senos, inicialmente se forman pequeñas protuberancias o tumores que se pueden sentir a través de la piel mediante el tacto. Sin embargo, las protuberancias en los senos no siempre son cancerosas. Existen los tumores o quiste benignos y existen los tumores malignos o cancerosos. ¿Cuál es la diferencia? Mientras los quistes benignos no ponen en riesgo tu vida, los tumores malignos sí pueden ser una amenaza para tu salud y, además, pueden esparcirse a otros tejidos u órganos de tu cuerpo. Cuando descubres algún crecimiento o protuberancia extraño en uno de tus senos, es necesario hacer más estudios. A veces, sólo se puede saber qué tipo de tumor es a través de una biopsia (tomando un pedacito del tejido).
Si en efecto el tumor en tu seno es maligno, es posible que con el tiempo las células cancerosas empiecen a esparcirse a otras partes del cuerpo, ya sea a los tejidos que rodean los senos o a otros órganos del cuerpo. Esto se llama metástasis.
El riesgo de que esto suceda depende del tipo de cáncer que tengas y de dónde se haya empezado a formar. Por ejemplo, cuando hablamos de tipos, un cáncer puede ser in situ, es decir que no invade otros órganos (está en ese lugar solamente), o puede ser invasivo. Y cuando hablamos del lugar donde surge, en la mayoría de los casos el cáncer se desarrolla principalmente en las células que cubren los vasos linfáticos (carcinoma ductal) o en los lóbulos (carcinoma lobular). Aunque en algunas ocasiones, el cáncer también puede desarrollarse en otros tejidos internos del seno o simplemente ser un carcinoma inflamatorio, que no forma ningún tumor sino que son células cancerosas que tapan los vasos linfáticos de la piel.
Cuando el cáncer es invasivo, y especialmente cuando surge en los vasos linfáticos, las posibilidades de que las células cancerosas se esparzan son altas pues pueden llegar a las glándulas linfáticas fácilmente, o pueden entrar al torrente sanguíneo (a la sangre) e invadir otras partes del cuerpo como los huesos, el hígado, los pulmones y/o el cerebro.
Afortunadamente las investigaciones y avances médicos han permitido encontrar formas de tratar exitosamente el cáncer de mama y de controlar su crecimiento. Pero se ha comprobado que entre más temprano se detecte, especialmente antes de que se esparza, mejores resultados puedes obtener con el tratamiento.
¡Ponte alerta! Visita a tu ginecólogo y hazte el autoexamen de los senos regularmente. Y si tienes más de 40 años, hazte una mamografía mínimo cada dos años y cada año después de los 50.
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