El término cáncer de mama le produce miedo a cualquier mujer, pero los tratamientos de hoy en día han logrado que cuando la enfermedad es detectada a tiempo pueda ser controlada y hasta curada. Uno de esos es la radiación.
La radioterapia es uno de los tratamientos que los médicos emplean para terminar con un tumor maligno. Lo utilizan en diferentes partes del cuerpo y los senos no son excepción.
En la actualidad, la radiación para tratar un cáncer es cada vez menos dañina para las células sanas u otras zonas del cuerpo saludables. Y las dosis y la localización con que se emplea la energía son más precisas, según explicó la semana pasada María Fernanda Díaz, radioterapeuta argentina que visitó el país.
El tratamiento con radiación consiste en aplicar un tipo específico de energía en la zona donde se sabe que está el tumor. La radiación atraviesa la piel y destruye las células malignas desde su ADN. Hoy en día, explica Díaz, existen aparatos controlados por computadora, lo cual los hace más precisos.
Antes de determinar la zona exacta y la dosis, se realizan diferentes exámenes de imágenes y de otro tipo para saber exactamente la ubicación y el tamaño, y diseñar una especie de mapeo de la mama, de modo que la radiación sea aplicada de forma muy específica para que sea más efectiva y menos dañina. Al menos los aparatos más modernos son capaces de hacer todo eso.
La medicina y la ciencia que se dedica a estudiar la radiación han ido analizando los efectos de esta energía en el organismo humano. Las investigaciones hasta la fecha han descubierto, por ejemplo, que la radiación en los senos aumenta el riesgo de problemas cardíacos, detalla la médica.
Por eso, en nuestros días, al tiempo que se administra la radioterapia, es posible monitorear la exposición a radiación en los otros órganos, especialmente el corazón y los pulmones.
Si el médico tratante determina que se han sobrepasado las cantidades máximas permitidas, podría estudiar la posibilidad de detener el tratamiento o modificar las dosis, según detalló la doctora Díaz.
Ahora, si te estás preguntando en qué casos se emplea la radioterapia para el cáncer de seno, es necesario que sepas que cada situación es diferente. La experta en radioterapia aseguró que este tratamiento tiene una “indicación potencial en todas las etapas del cáncer”. Eso quiere decir que es posible utilizarlo en cualquier caso, siempre que el equipo de médicos lo determine.
Es posible combinarlo con otros tratamientos. Por ejemplo, una mujer podría ser sometida a quimioterapia, luego a cirugía y después a radioterapia. Todo depende de la etapa del cáncer, de la localización del tumor, del tamaño de la mama y de otros factores que los médicos toman en cuenta.
A diferencia de la quimioterapia, este tratamiento no produce mayores efectos secundarios, ni requiere hospitalización. Lo más que puede provocar externamente es un enrojecimiento en la zona. Además es indoloro y las sesiones son muy cortas, de modo que la mujer puede ir a la aplicación y luego incorporarse a trabajar.
La doctora Díaz dijo que uno de los mitos alrededor de la radioterapia es que la persona que se ha sometido anda de alguna manera “transmitiendo” esa radiactividad. Tal cosa no es posible porque la radiación se aplica directo a la célula maligna, asegura la experta.
Las técnicas de hoy en día, agrega, pretenden no solo curar o controlar el tumor, sino también garantizar la calidad de vida de la paciente. Por eso, los métodos y fármacos buscan ser más exactos y localizados, para afectar solamente al cáncer y evitar dañar más la salud de la persona.
La doctora explica que la radioterapia actual incluso es capaz de tratar un tumor sin dañar los implantes, que cada vez más mujeres deciden colocarse para agrandarse los senos.
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