viernes, 29 de mayo de 2009

CONTROL DE FATIGA

Si bien estás "viviendo después del cáncer de mama", la fatiga todavía puede formar parte de tu vida. Esto sucede porque perduran los efectos de la cirugía, la radiación y la quimioterapia. Puede pasar bastante tiempo antes de que el cuerpo se reponga. Ten paciencia. En algunas mujeres la fatiga dura sólo unas semanas. En otras, puede durar más de un año. Después del cáncer de mama muchas mujeres tienden a volver a su vida normal de manera abrupta pensando que son lo suficientemente fuertes como para hacer todo lo que solían hacer. Pero es importante dar al cuerpo tiempo para sanarse.

En este momento, tu tarea es escuchar a tu cuerpo y darte un respiro. No pienses que tienes que ser la "supermujer" ahora que has superado la etapa de la batalla.

Todos tenemos días cuando nos sentimos excesivamente cansados. Pero la fatiga no es lo mismo que sentir cansancio. Cuando estás cansada, generalmente te sientes mejor después de un sueño reparador. La fatiga es una falta constante de energía, una debilidad que abarca todo el cuerpo. También puedes estar acompañada de una pérdida de interés en la gente y en las cosas que normalmente te gusta hacer.

De dónde surge la fatiga:
En las mujeres que han padecido cáncer de mama, la fatiga generalmente surge de la preocupación, el diagnóstico, el tratamiento, otras condiciones médicas y grandes cantidades de otra carga emocional como el estrés. A menudo la realidad del diagnóstico golpea a las mujeres sólo después de que todo ha pasado porque es la primera vez que tienen un momento para detenerse y pensar. Esto puede crear aún más fatiga.

Problemas médicos que pueden causar fatiga:
Después de la cirugía, que altera el ritmo normal del cuerpo, generalmente aparece la fatiga. En la mayoría de los casos, habitualmente dura más tiempo del deseado. Con la radiación, la fatiga tiende a acumularse durante el tratamiento y además puede durar un tiempo prolongado. Después de la quimioterapia, la fatiga puede ser mayor porque los conteos de las células sanguíneas están en su valor más bajo.

Las náuseas y el dolor, así como también la medicación para el dolor pueden agotar rápidamente su energía. Asimismo, la fatiga puede ser el resultado de cambios en el apetito, el patrón de alimentación o dieta, el aumento de peso, la falta de ejercicio, la menopausia prematura y los problemas para dormir.

Los sofocos también pueden agotar tu energía. Cuando te despiertas en la mitad de la noche, pierdes muchas horas de sueño reparador. Si los esteroides son parte de tu régimen de tratamiento, es probable que tampoco obtengas un descanso adecuado. Aunque estés durmiendo más de 8 horas, posiblemente no sea suficiente porque los esteroides interfieren en el sueño profundo y reparador.

Maneras de controlar la fatiga:
Escucha a tu cuerpo: la fatiga es la manera que tiene tu cuerpo de decirte que detengas tus actividades. Combatirla sólo te agotará más. Acepta las señales de advertencia y deja de tratar de hacer más de lo que necesitas. Siéntate. Medita. Escucha tu respiración. Si esto te parece demasiado para vos, camina, disfruta de la caída del sol, simplemente haz cosas que te ayuden a relajarte.

Haz ejercicios: hacer una actividad física tres veces a la semana durante por lo menos 30 minutos reforzará tu energía y reducirá la cantidad de sofocos que puedas tener. Es más probable que después logres dormir mejor. Como siempre, debes consultar a tu médico antes de iniciar o modificar un programa de ejercicio.

Obtén una buena nutrición: come correctamente y bebe mucha agua. Come alimentos con bajo contenido de grasa cuantas veces sea posible y trata de comer porciones más pequeñas.

Duerme siestas: si necesita sdescansar un rato, no duermas más de 30 minutos por vez y házlo antes de las 2 de la tarde. Despertarse atontada significa que has descansado demasiado tiempo.

Mantén una rutina: trata de mantener un programa diario coherente yendo a la cama y levantándote a la misma hora todos los días.

Elimina el estrés: toma conciencia de lo que más te estresa y luego trata de ingeniarte para hacer que las cosas te resulten más fáciles. No tengas miedo de pedir ayuda.

Limita el consumo de cafeína: no tienes que dejar de tomar cafeína por completo, pero trata de evitarla por la tarde y a la noche.

No te olvides del sexo: una encuesta reciente encontró que el sexo era el segundo mejor remedio para los problemas del sueño.

Delega: ésta es tu oportunidad de aprovechar la buena voluntad y las amistades que construíste en el pasado. En otras palabras, ¡deja que otra persona lave los platos!

Visita a tu médico: la mayoría de las causas médicas de la fatiga son tratables. Tu médico averiguará cuáles son los factores que contribuyen a tu fatiga y elegirá el tratamiento adecuado.

¿Cuándo terminará?
Realmente la fatiga no tiene fecha de vencimiento. Una norma general es que dura lo mismo que el período desde el diagnóstico hasta el fin del tratamiento. Por lo tanto, si tu diagnóstico y cirugía llevaron cuatro meses, seguidos de seis meses de quimioterapia, tal vez necesite 10 meses para recuperarte de la fatiga. Sin embargo, se conocen casos en que la fatiga relacionada con el tratamiento del cáncer de mama se prolongó durante años, aunque se haga todo lo posible por eliminarla.

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